Saturday, October 13, 2007

A vuesa Beldad encandilada

Fue al alba que te ha asaltado,
Cavilación ha sido tu extrañeza,
Y a duda de tamaña aspereza,
Tu son oír no he rehusado.

Sabido hoy no halla vueso hado,
Perdida pues infantil entereza,
Será a vuesa rebelde belleza,
Ora rendir consejo versado.

Beldad de Narciso, don obsequiante,
Privada a Eco ser consagrada,
Sucumbe vana en espejo ahogante.

Beldad es razón y significante,
Magnificencia vuesa emanada,
Su gala y triunfo; vueso amante.



Marc Papàïs, Conde de Erialplatonia :j:

Wednesday, February 28, 2007

M M V I I



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Una diáfana jornada es desvelada en el alba. El despunte es el último sueño de una sucesión placentera que el roce del cuerpo con las pulcras sábanas legitima. Desde el levante, los rayos solares revisten las traslúcidas hojas verdes de los tilos con un tenue resplandor. El húmedo césped matinal arroja un apacible aroma impregnado en la templada aura que penetra por las ventanas y logra acariciar el rostro recién despierto, alimentando su sentimiento de armonía. Más allá de los prados y los bosques; de las bruñidas rocas de las montañas dimana una invitación a poseerlas. Embaucadoras de singulares efigies, alborotan las pasiones de quienes las contemplan, y les retornan un sonrojo clamoroso de aventura. Una espléndida jornada, reconoce el iluminado emprendedor, y determina su voluntad a escalar aquella montaña de donde provienen el canto de fulgor de las rocas, la más sublime, la más alta. Contemplarse a sí mismo desde su cumbre aparece ante sí como un acto placentero y cargado de vitalidad que sólo este día puede conceder.

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Marc Papàïs
Conde de Erialplatonia :j: